Meditación

Author: Suad Nafir / Etiquetas:

Cierro los ojos para dejar este lugar y este tiempo.

Tomo una respiración profunda y veo que estoy al pie de una escalera dorada y brillante que me invita a subir … y subo, y subo …
En cada escalón mi cuerpo se va relajando hasta casi no sentirlo.

Cuando llego a la cima me encuentro una túnica celeste con destellos dorados, al ponermela me produce una fuerte sensación de calma y bienestar.

Ante mí, un camino de flores que me invita a seguirlo, me lleva ante un majestuoso templo, sus puertas se abren ante mis ojos desconcertados … y allí un canto dulce y tenue me permite entrar.

Tengo toda la sensación de haber estado allí, pero cuándo, cómo …???

Ascendiendo hacia el interior, un enorme salón de altas columnas con formas de papiros proyectan un sombreado ondulatorio y me llevan a un patio donde brilla el sol con un calor que energiza mi piel …

Allí un pequeño grupo de hombres y mujeres jóvenes están realizando una danza delicada y sutil … al verme todos forman un círculo a mi alrededor y siguen bailando … me siento tan feliz como si los conociera … es toda la sensación de un reencuentro.

En un momento una de las jóvenes me toma de la mano, el círculo se abre y salimos del patio adentrándonos en un salón que pierde la luz del exterior y la penunbra da una impresión de recogimiento absoluto.

Ella me mira, no siento su voz pero su mente me invita a quedarme en ese lugar … su expresión me permite percibir que encontraría a alguien que me estaba esperando …

Y al darme vuelta la ví….. está tan hermosa, su cabello negro, sus ojos penetrantes y esa expresión de dulzura inconfundible … si es ella, la gran reina Isis … las lágrimas brotan de mis ojos y en ese momento se acerca y me abraza.

Me siento con tanta paz, una alegría profunda invade mi alma y los recuerdos llegan a mi mente … sí yo estuve allí, en otra vida, en otro tiempo;
Junto a ella siempre, cumpliendo sus deseos, interpretando sus enseñanzas, brindando amor y verdad a los demás como ella insistía que debía hacerse.

Sus brazos se apartan de mí y comienza a hablarme mentalmente, como lo hacíamos antes … ella me pide que no deje la misión que comencé en su templo … que a pesar de vivir en un tiempo muy diferente y difícil debo seguir su legado … que no me aparte de mi promesa de dar toda sus enseñanzas a los demás … como antes, que confía que yo sigo siendo su amada sacerdotisa.

Un sentimiento de respeto reverencial se apoderó de mi y con mis manos entre las suyas volvimos a realizar aquel pacto de unión de hace miles de años.

Me abrazó nuevamente y con un beso en la frente se despidió de mi, desapareciendo en las sombras … me quedé allí, inmóvil, sintiendo su perfume ….. hasta que percibí la presencia de la jóven que me había llevado a ese lugar … en lo más profundo del templo.

Volvimos al patio lleno de sol donde todos me abrazaron … sentí un cariño profundo de quienes se conocen de mucho tiempo … nos despedimos y marcho hacia la salida de aquel lugar maravilloso.

Al salir del templo las puertas se cerraron y tomé nuevamente el camino de flores … y aquí estoy nuevamente en la escalera … dejo la hermosa túnica celeste con destellos dorados y comienzo a bajar, y bajo, y bajo …..

Cada uno de los escalones me traen de vuelta a este lugar … y ya estoy aquí otra vez … pero sintiéndome muy distinta, más fuerte, plena, segura y feliz.

Consciente de la promesa que hice a la gran reina Isis, brindar amor y verdad a todos aquellos que se acerquen para intentar descorrer sus velos.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por brindar un camino hacia mi sabiduría interior con la diosa Isis.